miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cospedal, la dependencia y el cuento de la estaca y el elefante


(Ed Diario Progresista, 21 de diciembre de 2011)

Este colectivo, el colectivo de personas con discapacidad y personas dependientes, por fin se tiró a la calle el pasado día 18, en Toledo. Una lástima que aún tenga el complejo del elefante y la Sra. Cospedal la seguridad de la domadora. Me explico.

Uno de los cuentos más famosos del psiquiatra humanista de la Escuela Gestalt, Jorge Bucay , nos cuenta la historia de un elefantito que desde “chico” se le ha atado a una cadena sujeta a una estaca hundida solamente unos centímetros en el suelo. El animal tiraba y tiraba de pequeñito de la cadena, hasta que en su subconsciente, en su memoria primaria, quedó grabada la idea de que no podía escapar. Esto hizo que, inexplicablemente, no intentara tirar de la cadena cuando podría haberla arrancado fácilmente en la edad adulta.

A nuestro colectivo, el colectivo de personas con discapacidad y las personas dependientes, le pasa un poco como al elefantito. Durante años, durante siglos, nuestros derechos estaban en el campo de la caridad, la idea de caridad judeocristiana y las organizaciones eclesiales. Esto fue así hasta después de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que en Europa se crea el Estado del Bienestar. Pero, esa idea quedó en el subconsciente colectivo y mucho más en un país en el que, durante cuarenta años, hubo una dictadura nacional-católica, un verdadero agujero negro en la historia.

Pues bien, siguiendo esta idea, nuestro colectivo está empezando a andar por la senda de la exigencia de derechos y no por la senda de la caridad. Como todo movimiento que nace, lo hace con sus contradicciones y sus discusiones internas. Pero lo que está claro, es que algo está naciendo.
Este elefantito que ha sido hasta ahora aplacado por la idea de que los suyos no eran derechos, sino obras de caridad. Ese elefantito, digo, ahora es una bestia de casi cuatro millones de personas con discapacidad, a la que se suman los millones de personas mayores dependientes en un país con una gran esperanza de vida. A esto hay que sumar las familias y amistades y las personas empleadas entorno a esas personas. La pregunta es obligada: ¿Por qué el mayor Looby social de este país sigue encadenado?, ¿a qué espera para levantar su enorme pezuña y dejarla caer sobre los Gobiernos que no respeten sus derechos? Las respuestas pueden ser muchas: Mentalidad servil, heterogeneidad del colectivo, etc, etc…

Sin entrar en explicaciones y debates que nos desgastarían, yo invito a quien esté leyendo estas líneas a utilizar esa enorme fuerza y luchar por lo que hemos conseguido.

Víctor Villar Epifanio

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