lunes, 4 de abril de 2011

Y llegó mi turno



Muchos han sido ya los agradecimientos que has recibido, compañero Jose Luís, pero no podía dejar pasar este momento histórico sin darte las gracias.

Lamentablemente, yo no puedo hablar en nombre de la mayoría de mi colectivo, como han hecho otros queridos amigos y amigas como Shangay Lily, Jaume D`Urgell, Carla Antonelli o Pedro Zerolo, entre otros y otras. ¿Las razones? ya las dije en otro artículo anterior titulado: “La política y la discapacidad: ¿Una relación servil?” . En fin, una pena.

De todos modos, como te iba diciendo, quiero darte las gracias.

Gracias por hacernos un poco menos objetos y un poco más sujetos, un poco menos “carga” y un poco más personas. Gracias por humanizarnos, cuando la mayoría nos deshumaniza.

Gracias, por hacer visible lo que nadie quiere ver. Por ayudarnos a levantar, cuando otras personas y otros políticos pasan de puntillas y a paso ligero con cara de espanto, compasión, miedo o asco.

Gracias. Gracias, por LEY 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. Popularmente conocida como Ley de Dependencia. Gracias a ella, la autonomía de las personas con Discapacidad ha dado un pasito adelante y las personas dependientes cuentan con una atención mejor.

Gracias. Gracias, por reconocer la Lengua que signan miles y miles de personas.

Gracias. Gracias, por hacer efectivo nuestro derecho a viajar, renovando la flota de trenes y haciéndola más accesible. Por fin podemos viajar como Seres Humanos y no como ganado o mercancía.

Gracias. Gracias, por hacernos visibles políticamente, reconociendo tácitamente y facilitando nuestro derecho a la participación política. Has captado la idea, la personas con discapacidad, forma parte de la agenda política y no solamente como sujetos pasivos, sino también activos. Algunos y algunas ya lo hemos puesto en práctica sobradamente.

En definitiva, gracias por reconocernos como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho.


Víctor Villar Epifanio.